

Acabo de llegar a casa, a ver que se come hoy... y suena el teléfono, es el Perolo, que pesao si hemos hablao hace un rato... No te has enterao?, de que? el terremoto. que terremoto? en Sichuan. Anda ya. Coño pon la tele. Por Dios, se te cae el mundo encima al ver esas imágenes, no sabes si dar gracias primero porque no te ha pillado ayí o rezar por los que desgraciadamente le han pillado de lleno. Empiezan a hablar de colegios enteros venidos abajo, Dios.... se vienen las caras de los colegiales que nos saludaban por la calle deseosos de practicar su inglés. Que suerte hemos tenido, estamos vivos y además somos uno más, uno que pertenece a ese pueblo que llora y duerme en la calle porque no tiene ya un techo donde cobijarse, y eso en el mejor de los casos. Pobres familias de hijos únicos. Decenas de colegios se han venido abajo, sepultando a los escolares, ya se habla de la generación perdida. Dios que suerte, Dios que mala suerte, vaya mierda, lloro y no se si es por ellos o por nosotros. Miro a Sergio y tiemblo, por una semana lo podriamos haber perdido, que suerte, que mala suerte.
Pasan los días y lejos de oir buenas noticias, los informativos dan nuevas cifras de muertos y desaparecidos, además crecen las polemicas por las deficiencias en las construcciones. El Gobierno chino despliega todo su potencial para ayudar a las victimas, se oye que toda la nación se vuelca con ellos. Pero que será de ellos, de los mas debiles, de los niños que estaban en el orfanato que ya no existe, y que de pronto se han encontrado con miles de nuevos compañeros, con los que tendrán que compartir.
Sergio algún día se enterará de este desastre, que por poco no cambió el rumbo de su vida, y de la nuestra. Solamente me cabe una enorme gratitud, por no ser parte de la noticia, por poder abrazar a la criatura mas tierna, y pena, mucha pena, por todos aquellos que sufren. Desde aquí, desde la comodidad de nuestra ciudad, quiero enviar a todos ellos el abrazo más grande y todo el amor, porque nuestras vidas ya están unidas, somos familia, ellos son parte de la nuestra y nosotros de la de ellos.